Camino de la Fe

UN MISMO TIEMPO Y ESPACIO PARA DOS SIMBOLOS RELIGIOSOS DE LA PATAGONIA

Ceferino Namuncurá y Artémides Zatti, dos beatos que forjaron su misión salesiana en la Manzana Histórica de nuestra ciudad, el único edificio sobreviviente a la gran inundacion de 1899 que devastó a gran parte de la localidad. Alli se refleja un valor testimonial de suma importancia, pues fue donde los Salesianos extendieron su obra a toda la Patagonia. Se destaca la Catedral Nuestra Señora de la Merced y las instalaciones utilizadas por el Colegio San Francisco de Sales. Comenzó a construirse a principios de 1920 período en que se inició la gestión del gobernador Victor M. Molina (1920 – 1924), logrando conservar hasta nuestros días las características arquitectónicas originales.

En la actualidad se pueden visitar los diferentes museos que se ubican dentro del complejo de edificios de la manzana: Museo Salesiano, Museo Gardeliano y el Museo Tecnologico del Agua y del Suelo.

Para conocer más de la obra salesiana en nuestra ciudad, asi como la vida de Don Zatti y de Ceferino en aquellos tiempos, te recomendamos realizar los Circuitos Histórico-Cultural y Religioso.

ARTÉMIDES ZATTI "El Enfermero Santo de la Patagonia"
Coadjutor salesiano, enfermero, encargado y administrador del Hospital “San José”, Don Zatti dedicó su vida a velar por la salud corporal y espiritual de todos los enfermos, especialmente de los más pobres.
Nació en Boretto, Italia, el 12 de octubre de 1880 y murió en Viedma, Río Negro, el 15 de marzo de 1951. Sus restos descansan en la Parroquia Don Bosco de nuestra ciudad. Fue Beatificado en el año 2002 y Santificado en Marzo del 2022.

CEFERINO NAMUNCURÁ “Ceferino, Hijo de Dios y hermano de todos”
Ceferino Namuncurá nació en Chimpay el 26 de agosto de 1886. Fue un joven salesiano argentino aspirante al sacerdocio, de origen mapuche. Cursó parte de sus estudios secundarios en el colegio Salesiano ubicado en la actual Manzana Histórica. Murió a los 18 años y fue beatificado en 2007 por el Papa Benedicto XVI, convirtiéndose en el primer integrante de los pueblos originarios reconocido por la Iglesia Católica.